Jacky Hernandez Alvarez was born in Mexico City and has lived in North Carolina for 21 years. Her family moved to reunite with her father, who was already living in the state. Over time, North Carolina became a true home. “NC is very welcoming,” she says. “It’s given us, as a family, the opportunity to accomplish our dreams—go to school, have a little house, and be together.” She also feels grateful for the state’s medical resources, especially those that have supported her mother’s health.
Jacky’s professional journey has always centered on community. She began working at a nonprofit right after graduating high school in 2006. Since then, she’s spent nearly two decades advocating for others. Her dream has long been to open a community center. After becoming a mother to a daughter with autism, that vision evolved into creating a space specifically for the neurodiverse and special needs community. “I want families to have a space where they can feel at home,” she says. “A place with services, where parents can talk and kids can play freely, without judgment. Not a special hour—just a truly inclusive space.”
A big part of Jacky’s work involves helping Latine families navigate the education system. She encourages parents to build relationships with their child’s school and take an active role, even when language or time is a barrier. “A lot of families don’t know they have a voice,” she says. “I help them connect with staff, find out who speaks Spanish, learn about school resources, and join parent groups.” She’s especially focused on making sure important information—like school announcements—is accessible in Spanish. “When we don’t ask, we don’t get it. But when we show up and get involved, we can make real change.”
Jacky takes pride in her cultural heritage, especially the strong sense of family. “Our bond is everything,” she says. “We go to the doctor together, we’re always there for each other. That’s something I wouldn’t trade for anything.” She also treasures the role that food plays in her community. “We show love through food. Even if we don’t speak the same language, we bring a plate to the neighbor.”
She believes Latine culture brings joy, generosity, and strength to every community. “We’re hardworking and happy people. We just want to build something better for our families. We share our culture, our food, and we know how to celebrate—even when things are tough.”
Currently, Jacky leads Latidos, a support group for parents raising neurodiverse children. It’s a space for empowerment, self-care, and learning about rights and resources. They meet once a month in person and twice a month online. With her husband, she also launched Círculos de Padres, a space for fathers to gather, share experiences, and support one another. “There was a need for it,” she says. “It makes me feel good knowing we’re creating that space for them too.”
For Jacky, everything comes back to community. Her work, her family, and her dreams are all rooted in a deep belief that every person deserves to feel supported, connected, and free to be themselves.
Spanish
Nombre: Jacky Hernandez Alvarez
País de origen: México
Profesión: Defensora comunitaria y fundadora de Latidos
Jacky Hernandez Alvarez nació en la Ciudad de México y ha vivido en Carolina del Norte durante 21 años. Su familia se mudó para reunirse con su padre, quien ya vivía en el estado. Con el tiempo, Carolina del Norte se convirtió en un verdadero hogar. “Carolina del Norte es muy acogedora,” dice. “Nos ha dado, como familia, la oportunidad de cumplir nuestros sueños: ir a la escuela, tener una casita, estar juntos.” También está agradecida por los recursos médicos del estado, que han ayudado a su mamá a manejar una condición de salud especial.
Desde joven, Jacky ha trabajado por su comunidad. Comenzó en una organización sin fines de lucro justo después de graduarse de la preparatoria en 2006. Desde entonces, ha pasado casi dos décadas dedicada al servicio. Siempre soñó con abrir un centro comunitario, y después de convertirse en madre de una niña con autismo, ese sueño tomó una nueva forma: crear un espacio para la comunidad con necesidades especiales y neurodiversas. “Quiero un lugar donde las familias se sientan en casa,” cuenta. “Un espacio con servicios, donde los padres puedan conversar y los niños puedan jugar sin juicios. No una hora especial, sino un espacio verdaderamente inclusivo.”
Gran parte de su trabajo se enfoca en ayudar a las familias latinas a involucrarse en el sistema escolar. Ella anima a los padres a acercarse a las escuelas, conocer a los maestros y a quienes trabajan en las oficinas. “Muchas familias no saben que tienen una voz,” dice. “Les ayudo a identificar quién habla español, conocer los recursos de la escuela, unirse a grupos de padres.” Le preocupa que muchos anuncios escolares no se traduzcan, y por eso lucha para que haya acceso a la información en español. “Cuando no lo pedimos, no lo recibimos. Pero cuando participamos, podemos cambiar las cosas.”
Jacky valora profundamente su herencia cultural, especialmente el lazo fuerte de la familia. “Nuestro lazo es todo,” expresa. “Vamos juntos al doctor, siempre estamos el uno para el otro. No cambiaría eso por nada.” También le da importancia a la comida como una forma de demostrar cariño. “Mostramos amor con la comida. Aunque no hablemos el mismo idioma, llevamos un platito al vecino.”
Cree que la cultura latina aporta alegría, generosidad y fortaleza a cualquier comunidad. “Somos trabajadores y alegres. Solo queremos construir algo mejor para nuestras familias. Compartimos nuestra cultura, nuestra comida, y sabemos cómo celebrar, incluso cuando las cosas están difíciles.”
Actualmente, Jacky lidera Latidos, un grupo de apoyo para padres de niños neurodiversos. Es un espacio para el autocuidado, el empoderamiento y el acceso a información sobre derechos y recursos. Se reúnen una vez al mes en persona y también hacen encuentros virtuales cada dos semanas. Junto a su esposo, creó Círculos de Padres, un espacio donde los papás pueden compartir experiencias y apoyarse mutuamente. “Había una necesidad,” dice. “Me da alegría saber que estamos creando ese espacio para ellos también.”
Para Jacky, todo gira en torno a la comunidad. Su trabajo, su familia y sus sueños están basados en la creencia de que cada persona merece sentirse apoyada, conectada y libre de ser quien es.
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