Miguel Rubiera was born in Spain and has called North Carolina home for the past 35 years. He first came to the state for work, but what truly made him stay was the people. He describes North Carolina as a beautiful place, blessed with mountains and beaches, but even more so with kind, welcoming communities.
Now retired, Miguel reflects on a career that spanned 35 years in the corporate world and six years in nonprofit leadership. But his most meaningful work, he says, has happened since retirement. These days, Miguel and his wife dedicate their time to serving others. Together, they help run the largest food pantry in Durham, distributing food to more than 750 families each week. For Miguel, this work is about more than providing meals—it’s about restoring dignity and supporting neighbors through hard times. “My wife and I, as volunteers, help lead the largest food pantry in Durham,” he shares proudly.
At the center of Miguel’s life is family. It is a value passed down through generations, one that he sees reflected across Latino communities. “Love and respect for family” is a core belief he lives by, both at home and in his service to others.
When asked what else people should know about him, Miguel humbly says, “I don’t know.” But his quiet actions speak louder than words. Whether through his decades of work or his dedication to community service, Miguel is a steady force of generosity, rooted in love and care for others.
Spanish Version:
Nombre: Miguel Rubiera
País de origen: España
Profesión: Profesional retirado del sector corporativo y sin fines de lucro; voluntario comunitario
Miguel Rubiera nació en España y ha llamado hogar a Carolina del Norte durante los últimos 35 años. Llegó por motivos laborales, pero lo que realmente lo hizo quedarse fueron las personas. Describe a Carolina del Norte como un lugar hermoso, con montañas y playas, pero sobre todo lleno de comunidades amables y acogedoras.
Hoy, ya retirado, Miguel reflexiona sobre una carrera que abarcó 35 años en el mundo corporativo y seis años en el sector sin fines de lucro. Sin embargo, él dice que su trabajo más significativo ha llegado después de su jubilación. Actualmente, Miguel y su esposa dedican su tiempo a servir a los demás. Juntos ayudan a dirigir la despensa de alimentos más grande de Durham, donde reparten comida a más de 750 familias cada semana. Para Miguel, este trabajo es más que entregar alimentos: es restaurar la dignidad y brindar apoyo a sus vecinos en tiempos difíciles. “Mi esposa y yo, como voluntarios, dirigimos la mayor despensa de alimentos de Durham,” comparte con orgullo.
En el centro de la vida de Miguel está la familia. Es un valor transmitido de generación en generación y que él también ve reflejado en las comunidades latinas. “Amor y respeto a la familia” es un principio que guía su vida, tanto en su hogar como en el servicio a los demás.
Cuando le preguntan qué más deberían saber sobre él, Miguel responde con humildad: “No lo sé.” Pero sus acciones hablan por sí solas. Ya sea a través de sus décadas de trabajo o su dedicación al servicio comunitario, Miguel es una presencia constante de generosidad, arraigada en el amor y el cuidado por los demás.
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